martes, 23 de octubre de 2012

CUANDO ERA NIÑA

"...Cuando recuerdo a mis padres, entiendo que los he intentado olvidar. Los recuerdos que tengo de ellos con de muy niña, del barrio donde vivíamos. Me acuerdo de una bici roja y mi padre ayudándome a montar a dos ruedas en un descampado, una Nancy a la que mi madre bañaba conmigo, el taxi que cogíamos los domingos para ir a ver a los abuelos y a los tíos, que vivían en Usera. Una tienda de ultramarinos que regentaba un tal señor Diego, muy bajito, y su señora, una mujer muy fea y muy alta de la que apenas recuerdo su cardado color rojo, una bata azul desgastada con la que atendía detrás del mostrador y un lunar marrón muy grande que tenía en una mejilla. Del señor Diego recuerdo que cojeaba, que tenía el pelo blanco y que siempre me daba una piruleta ante la mirada cómplice de mi madre, que se hacía la disgustada con el eterno: "Luego hay que comerse toda la comida". Apenas recuerdo la enfermedad de mis padres ni la tristeza que me dio su ausencia. Un día, mi vida era de una manera y, de repente, fue de otra muy distinta. Hasta que mi madre enfermó, creía que a mí no podría pasarme nada malo. Después me quedé sola y comencé a sentir que no podría pasarme nada bueno.  Me equivoqué las dos veces. Ahora, hay muchos días que me despierto pensando que, pase lo que pase, en realidad nunca pasa nada. La vida va transcurriendo sin que podamos cambiarla. Hay otros días, sin embargo, que me levanto con la esperanza de volver a estar equivocada".


("Para Ana (de tu muerto)"; Nuria Roca y Juan del Val)

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