martes, 13 de enero de 2015

MI DESPACHO

"El horizonte abierto era mío. Ese era mi despacho, mi dormitorio y mi televisor. Por vivir en semejante domicilio estaba más que dispuesto a pagar el precio de ser víctima de maledicencias y envidias"


("Un millón de piedras", Miquel Silvestre)

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