-Mamá...-le digo.
-¿Qué?
-¿Hay cerezas?
Sé que hay. Pero es el placer de decir "madre" en voz alta lo que multiplica la vida.
Las palabras que nos gustan debemos decirlas antes de que dejen de tener sentido.
Por eso, ella no lo nota, empiezo todas mis oraciones desde hace meses con un "mamá...".
("Adiós, pequeño"; Máximo Huerta)