lunes, 31 de julio de 2023

UNIVERSO ETERNO QUE DURA POCO

"Soñaba de niño con ser maestro. El camino al colegio era un senderito hecho de pasos entre las huertas, comido de bichos y florecillas blancas. A veces, amapolas, que llegaban a casa muertas, pero que emocionaban como claveles. Iba hasta la escuela con mi paraguas, pinchándolo en el barro, a modo de bastón. Calándome los tobillos en cada charco y pensando en el abrigo de la clase calentita que daba al patio. Llega ahora el olor a ceras, a cartulinas, a libretas nuevas, a estuches de plástico y sudor infantil. Era mi mesa un terrenito alegre en el que, con buena letra, hacía deberes y me quedaba colgado del techo pensando en las musarañas. Tan amigas siempre de aquella infancia.

La pared con las perchas llenas de abrigos al fondo y una cruz y los reyes sobre la pizarra.

Veo de nuevo la coleta tranzada de la Carmen Tamarit, que solía sentarse cerca de mí, los rizos de la Paqui, el pelito lacio de la Ana, el pelucón de la Begoña, la melenita alegre de la Aida y el flequillo tieso del Vicente. Veo los mismos pantalones, las mochilas idénticas y los jerséis de lana que pinchaban, las rodilleras en el vaquero, las panas y las chaquetas marrones, "sufridas", para jugar.

La fuente junto al conserje, el tío Paco, en la que hacíamos cola, y los bordillos para los que no queríamos jugar al fútbol con la pelota.

Soy yo desde la ventana, pegando recortables en las postales, sacando punta de manera infinita los plastidecores, haciendo bolitas con las gomas de borrar. Universo eterno que dura poco. Pequeño paraíso carente de complicaciones. Algunas faltas, malas costumbres y vanidades varias frente a la pizarra. Colegio. Profesor. Alumnos.

Me acuerdo también de Aurelio, de Ferrer, de Eduardo, de Esmeralda, Sebastián y algunos otros. Me acuerdo de mi miedo a las tablas de multiplicar. Aparece el compás, los afluentes del Ebro, las raíces cuadradas y la revolución industrial. Salta algún dibujo, el columpio, siempre ocupado y la puerta abierta a la hora de la salida. Tropel de muchachos hacia sus casas, otra vez las huertas, los bordillos de las acequias, las carreras y el timbre".

("Adiós, pequeño"; Máximo Huerta)



martes, 25 de julio de 2023

MIOPÍA

"Esta miopía me está haciendo feliz.

No veo de lejos y solo me interesa lo que tengo cerca. Fin. Aquí podría acabar este texto. Fin de la novela. No leas más si no quieres. Fin. Se acaba en el momento en el que solo aspiro a lo cercano. El tacto de las manos de mi madre, los golpecitos de mi perra en el sofá cuando quiere salir a pasear con su alegre rabo negro y fuego, la pintura que se me ha quedado seca en los dedos, la leña consumiéndose en la estufa, la rama de olivo que debo reponer robando una nueva en el campo, el cojín de lana y la manta de ganchillo de la abuela, el mechero que hace chispitas, el olor del tomillo en mis manos, la frase de memoria de Platero, el desconchado con forma de ángel que tiene el espejo, la copa de vino y las nueces, el lápiz que mordí en 1975, este de aquí, mis calcetines gordos para ir descalzo, las gafas sucias y la respiración profunda de Leo, mi perra, tras el paseo... Todo eso que es hoy.

Ese de cerca que roza y que conforma la vida verdadera. La otra, no sé dónde la he puesto. De tanto protegerla, la he perdido".


("Adiós pequeño"; Máximo Huerta)

martes, 18 de julio de 2023

TUMBADOS EN LA PLAYA

"Antes de que Ena se marcharse, por fin, a pasar sus vacaciones en una playa del Norte, volvimos a salir los tres: ella, Jaime y yo, como en los mejores tiempos de la primavera. Yo me sentía cambiada, sin embargo. Cada día la cabeza se volvía más débil y me sentía reblandecida, con los ojos húmedos por cualquier cosa. La dicha esta, tan sencilla, de estar tumbada bajo un cielo sin nubes junto a mis amigos, que me parecía perfecta, se me escapaba a veces en una vaguedad de imaginación parecida al sueño. Lejanías azules zumbaban en mi cráneo con ruido de moscardón, haciéndome cerrar los ojos. Entre las ramas de los algarrobos veía yo, al abrir los párpados, el firmamento cálido, cargado de chirridos de pájaros. Parecía que me hubiera muerto siglos atrás y que todo mi cuerpo deshecho en polvo minúsculo estuviera dispersado por mares y montañas amplísimas, tan desparramada, ligera y vaga sensación de mi carne y mis huesos sentía... A veces encontraba los ojos de Ena, inquietos, sobre mi cara".

("Nada"; Carmen Laforet)

MUJERES

" Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz. No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad...".

("Nada"; Carmen Laforet)

LA CALLE DE ARIBAU

"Me viene ahora el recuerdo de la noche en la calle de Aribau. Aquellas noches que corrían como un río negro, bajo los puentes de los días, y en las que los olores estancados despedían un vaho de fantasmas.

Me acuerdo de las primeras noches otoñales y de mis primeras inquietudes en la casa, avivadas con ellas. De las noches de invierno con sus húmedas melancolías: el crujido de una silla rompiendo el sueño y el escalofrío de los nervios al encontrar dos pequeños ojos luminosos -los ojos del gato- clavados en los míos. En aquellas heladas horas hubo algunos momentos en que la v ida rompió delante de mis ojos todos sus pudores y apareció desnuda, gritando intimidades tristes, que para mí eran sólo espantosas. Intimidades que la mañana se encargaba de borrar, como si nunca hubieran existido... Más tarde vinieron las noches de verano. Dulces y espesas noches mediterráneas sobre Barcelona, con su dorado zumo de luna, con su húmedo olor de nereidas que peinasen cabellos de agua sobre las blancas espaldas, sobre la escamosa cola de oro... En alguna de esas noches calurosas, el hambre, la tristeza y la fuerza de mi juventud me llevaron a un deliquio de sentimiento, a una necesidad física de ternura, ávida y polvorienta como la tierra quemada presintiendo la tempestad".

("Nada"; Carmen Laforet)