"-Como psicóloga sé lo importante que es, ante un ataque de pánico o ansiedad, distraer la mente. Me inventé un juego para romper su reacción de pánico. Cuando estaba acurrucado en el suelo tapándose los ojos, yo comenzaba a aplaudir.
-¿A aplaudir?
-Sí, porque es totalmente contradictorio que alguien aplauda ante un ataque de pánico. Con eso conseguía que se destapa los ojos y me mirara.
"Una vez que ya tenía su atención me inventé un juego sencillo, solo dos palabras, yo decía una y él me contestaba con la otra. Siembre iban juntas pero yo decidía la velocidad. Si yo le decía muy rápido, él me contestaba muy rápido; si yo le decía lentamente, él tenía que hacer lo mismo, y con ese simple juego su mente se iba calmando.
-¿Cuáles eran las palabras?
-Petta Reddast.
-¿Islandés?
-Sí, ¿cómo lo sabe?
-Bueno , sé hablar diez idiomas, entre ellos alguno nórdico, y conozco esa frase, significa: Todo va a ir bien.
-Sí, exacto, me encanta esa filosofía de vida islandesa. Mi hijo y yo estuvimos practicando muchas veces lo que te he comentado, y al final ya se le quedó grabado en el subconsciente. En cuanto le daba un ataque de pánico, yo le aplaudía, él me prestaba atención, yo le decía ¡Petra! de forma rápida, y él me contestaba Reddast, de forma rápida. Si yo le decía Petta... de forma pausada, él me contestaba Reddast... de una forma suave y así, poco a poco, iba olvidando el pánico y se centraba en esas palabras, siempre las mismas: Petta Reddast.
-¡Petta Reddast! -gritó Luna- ¡Me encanta!".
("Diferente"; Eloy Moreno)