"Mi mujer decía que el espejo retrovisor era uno de los dos mejores inventos del Universo...Qué ironía...Supongo que jamás esperó que su muerte estuviera relacionada con él...
Ella decía que la vida sería más fácil si tuviéramos un espejo retrovisor incorporado en nuestro propio cuerpo...Pensaba que estábamos mal diseñados, y ella sabía de eso.
(...) De ahí su teoría del retrovisor... Y es que había observado muchas veces el cuerpo humano y decía que nos faltaba insertarnos un retrovisor para ver qué había detrás nuestro. Consideraba que no tenía sentido que siempre miráramos adelante sin saber las oportunidades que hay detrás.
Ella opinaba que lo que nos precede tiene la clave de lo que nos acontecerá..."
("Brujulas que buscan sonrisas perdidas", Albert Espinosa)