lunes, 24 de octubre de 2016

LA FRONTERA ENTRE LAS EDADES



"Tacto e hilo se separan y, de pronto, un globo comienza a caer hacia el cielo. Es una caída lenta pero a la vez irremediable. Irremediable no porque sea imposible atraparlo, irremediable porque nosotros, los adultos, ni siquiera lo intentamos; sólo los niños lo hacen.
Ellos, a pesar de acurrucar sus dedos y no sentir ya la cuerda que sujetaba con ilusión, continúan manteniendo la esperanza. Corren, saltan, lloran, gritan...señalando ese punto que va desapareciendo entre un azul que lo ocupa todo.
Adulto y niño observan la misma escena, pero con miradas distintas: ellos piensan que el viento lo traerá de vuelta, que algún pájaro lo atrapará con su pico o que, quizás, con suerte, otro niño sacará su mano por la ventanilla de un avión y lo volverá a coger. Nosotros no, nosotros sabemos que se ha ido, como lo hacen los recuerdos entre la vida, como lo hace la inocencia entre los años, como lo hacen las lágrimas entre las decisiones.
Y así, cayendo, el globo termina por convertirse en cielo, momento en que se descubre la frontera entre las edades: los niños piden otro como si todos los globos fueran iguales; en cambio, el adulto se pregunta qué podría haber hecho para evitar perderlo, pues sabe que ése era único.
¿Dónde caerá?¿Qué dirección llevará?¿Quién se encontrará con él... o con ella?¿Podríamos haber hecho algo para evitarlo? Y la pregunta para la que uno nunca está preparado: ¿realmente se escapó o lo dejamos marchar?"

("Lo que encontré bajo el sofá", Eloy Moreno)

miércoles, 6 de julio de 2016

PEQUEÑOS

"Me llamo Raúl y tengo seis años. Mi papá se murió hace muuuchos años, lo menos dos años, pero en mi casa hablamos tanto de él que es como si fuera un papá fantasma. Escribo de esto porque hoy tocaba dibujar la tarjeta de felicitación para el día del padre. Lucía tampoco tiene papá, así que ella se la dibujó a su abuelo porque se lo dijo la profesora. La profe me dijo a mí que yo podía hacérsela al tío Ricardo y yo le dije que no. Le dije que yo tengo un papá, pero que papá vive solo en mi cerebro. También le dije que en los cerebros más pequeños caben las personas más grandes"




("Tú mataste a mi padre", Lea Vélez en Diario 16)

lunes, 9 de mayo de 2016

ESTA NUESTRA ESPAÑA


Solo han sido dos años, pero qué fácil nos olvidan. Yo sí que te recuerdo. Siento profundamente que no te hayan rendido honores por los servicios prestados. En este país de la eterna fiesta y el eterno verano, ni después de muerto se han dignado a compensarte.
¿Por qué no tienes un príncipe de Asturias honorífico y una avenida en tu pueblo? En Inglaterra ya serías Sir seguro. ¿Alguno de los que se supone nos gobiernan se habrá parado a pensar la magnitud de lo que hiciste, lo necesitados que estamos de buenos ejemplos, de personas entregadas a su país y a su pasión que obtienen el máximo éxito mundial? Nos reímos del chauvinismo francés, a la vez que envidiamos su amor propio, somo nietos de Cervantes.
Yago, eres historia de España, pero de la de verdad, de la buena. Sin menospreciar a otros y otras, actividades o personas, lo tuyo estuvo a la altura de los más grandes y saliendo del barro, no del laboratorio. Conseguiste ser el europeo que más lejos ha saltado en toda la historia, ganaste medallas y campeonatos, lograste con creces tus sueños, aunque tuviste la mala suerte de nacer en una tierra que ningunea a los discretos y da altavoz a los sinvergüenzas.
Esta nuestra España está concentrada en si el vecino metió la mano en la caja del pueblo o si la vecina coloca a la prima en la diputación. Esta nuestra España se entretiene mirando el ombligo de sus flaquezas, mientras pisotea el estandarte de sus virtudes. Esta nuestra España, pone al pícaro como ejemplo, beneficia al ladrón y exprime al héroe para luego tirarlo a la basura.
¿Por qué no usamos buenos ejemplos? Potenciemos nuestras fortalezas y hablemos de los que nos impulsan, de los que dan calidad a la manida marca España. Yo escribo sobre un deportista porque me es cercano, pero tenemos una amplia cartera de científicos, artistas, ingenieros o humanistas de primer nivel mundial. Compatriotas que han de tener titulares, ayudas y premios. Deben ser nuestro centro de atención por sus logros, son las personas que contribuyen con su esfuerzo a mejorar el futuro del estado español.


("Como pasan los años compañeros", Manolo Martínez en Diario Digital de León)

miércoles, 4 de mayo de 2016

LA MÚSICA


-¿Alguna petición mientras esperamos?

-¿Qué?

-Sí, ¿alguna canción?

-Pues...no sé, la verdad es que no sé mucho de música.

-¿Nada, no sabes nada?, ¿ni siquiera una canción que te guste, alguna?

-No sé, no sé, la verdad es que la música no es algo que me haya interesado mucho.



-¿Qué? Decir eso es como decir que no te interesan las emociones, o los sentimientos, o la lluvia, o invertir tiempo en preparar un regalo, o jugar con una cometa entre el viento, o sentir el sol cuando se acaba la madrugada, o...en fin...

-Bueno, oigo lo que ponen en la radio.

-Madre mía, colega, tú estás bastante mal, ¿verdad? Ni siquiera te preocupas en buscar música que te guste, que te haga sentir, que te haga llorar o reír, te conformas con lo que te pongan en la radio... ¿Y aquí el pobre soy yo...?- Y comenzó a reír.

("El Regalo", Eloy Moreno)

jueves, 28 de abril de 2016

EL SISTEMA EDUCATIVO ¿ACTUAL?


"Pero no es culpa tuya. Desde pequeños se encargan de quitarnos la libertad, de ir marcando nuestro camino. Empiezan ya por el colegio, con una educación totalmente obsoleta, una educación en la que tratan a todos los niños por igual, sin distinción, en la que lo único que les interesa es que los niños acumulen conocimientos que olvidarán a los pocos días, en lugar de dedicarse a desarrollar la imaginación de cada uno. Un sistema educativo en el que el profesor habla mucho y escucha poco. Un sistema educativo que ha olvidado que nadie aprende a nadar con clases teóricas.
Un sistema educativo heredado de cuando tenían que preparar a la gente para ser trabajadores de grandes fábricas. Por eso, si te fijas, el colegio no es más que el ensayo de lo que después será una jornada laboral. Si eres capaz de doblegar a un niño para que esté sentado sus ochos horas al día -con media hora de descanso-, conseguirás a un adulto preparado para estar ocho horas trabajando -con media hora de descanso-. Nos preparan desde pequeños para ser carne de multinacional.
Saben que si nos hacen trabajar ocho, nueve, diez horas al día, cuando lleguemos a casa ya no nos quedarán fuerzas para perseguir nuestros sueños. Saben que cuando lleguemos a casa no tendremos fuerzas ni para cocinar -y así venderán más preparados-, ni para leer un libro -y así nos engancharán a una televisión cuya misión final no es entretener, sino que compremos productos-, ni para contarles un miserable cuento a nuestros hijos... en lugar de eso los colocaremos junto a nosotros, en el sofá, frente a la tele... para que, de mayores, sean también carne de empresa.
Y claro, en esa carrera de la rata, nadie se pondrá a pensar que si todas esas horas diarias que dedicamos a trabajar para otros lo hiciéramos para nosotros mismos, seguramente casi todos podríamos vivir perfectamente de nuestros sueños"


("El Regalo", Eloy Moreno)

viernes, 8 de enero de 2016

¿QUIÉN PUEDE DETENER EL TIEMPO?





"-¡Mira, mira!, ya viene" -le dije mientras lo sostenía en brazos.

Y noté como su pequeño cuerpo temblaba aferrándose lentamente al mío.

Se acercó a él y, tras un "¿has sido bueno?" le dio un beso y le dejó lo regalos en el suelo. Se marchó con un suave tintineo.

Y él seguía con sus manos enredadas en mi cuerpo, con la mirada atrapada en el momento, con la sensación de que todo lo que había visto era, indudablemente, cierto.

Ahí me di cuenta de que la ilusión es la felicidad disfrazada de viento, así me di cuenta de que, en realidad, los niños son los únicos que pueden detener el tiempo".

("Cuentos para entender el mundo", Eloy Moreno)